La Educación para el Desarrollo humano sostenible y equitativo recoge las dimensiones de justicia social, solidaridad, cultura de paz, respeto al planeta y sus habitantes, a la vez que vela por el cumplimiento de los derechos fundamentales de las personas de cualquier sexo, edad, condición social, cultura, creencia, lengua, procedencia o apariencia física. Denunciar y transformar, desde las múltiples dimensiones del mundo del que formamos parte y del que somos responsables en primera y última instancia, es su leitmotiv.

Cuando accedemos a la información sobre las relaciones de explotación y de interdependencia entre las bolsas de pobreza y las bolsas de riqueza, tal como están repartidas hoy en bene cio de muy pocos, nos damos cuenta de que esta desigualdad es fruto de la sobreexplotación abusiva de los recursos humanos y naturales, históricamente perpetuada en Occidente desde los tiempos de la colonización.

Desmontar la manipulación estratégica de la información que habitualmente nos facilitan, con elaborados sistemas de control y difusión mediáticos, quienes ostentan el poder, nos permite construir nuestra propia visión crítica del mundo. Cuando unimos este análisis crítico a nuestra capacidad de crear, emerge una toma de conciencia poderosa y una construcción conjunta del conocimiento que genera cambios irreversibles, no sólo en el entorno próximo y lejano, sino en nosotros mismos como punto de partida para una transformación profunda y constante orientada a la defensa del bien común como verdadera riqueza del ser.

La transformación surge de la vivencia, de la conexión con el prójimo y con lo global; por lo tanto, hablamos de una conciencia y una Educación para el Desarrollo activas, dinámicas y en tensión continua con la realidad, con las relaciones sociales y con el individuo. Por ello la ED se presenta como una estrategia imprescindible para conseguirlo.

Cuando hablamos de educación lo hacemos desde una vertiente inclusiva, que nace del aprendizaje significativo, que incorpora una dimensión emocional de inteligencias múltiples en el hecho de aprender a aprender del día a día. Más allá de la instrucción, se interesa por las herramientas cognitivas, psicoemocionales y relacionales que facilitan el hecho de superar de forma saludable las eventualidades de la vida y que nos ayudan a ser felices.

Somos conscientes de la controversia que despierta el término "desarrollo" porque alude a una visión evolutiva que, tradicionalmente, es interpretada de forma lineal y desde una perspectiva de éxito materialista, etnocéntrica y según baremos occidentales. Defendemos el desarrollo más allá de su vertiente tecnológica, siempre que se entienda como poliédrico, multidimensional, respetuoso con la diversidad de los procesos individuales, sociales y culturales en la manera de hacer y de concebir el mundo. El desarrollo, más allá de su dimensión material, supone un desarrollo del entorno en un sentido amplio, que permite crecer desde las capacidades del ser y desde las potencialidades del llegar a ser. Este desarrollo entiende el concepto de buen vivir" desde la armonía con uno mismo, en convivencia con el entorno y con la naturaleza de la que formamos parte.