Sólo existe una manera de lograr que el balance económico de nuestro sistema productivo cuadre. Esta manera es pasar sistemáticamente por alto sobre las personas y el precio que las personas pagamos por todo aquello que producimos, consumimos y desechamos sin parar. Ello supone grandes pérdidas para todos (recursos naturales, derechos laborales, entornos saludables), como se explica en The story of stuff. Cuando compramos cualquier cosa sin preocuparnos de dónde viene ni en qué condiciones se ha fabricado (Autopsia de la sociedad de consumo) nos convertimos en una pieza clave de este sistema productivo para el cual las personas sólo somos o fuerza de trabajo o adictos al consumo esperando que alguien como el reverendo Billy (What Would Jesus Buy) venga a despertar nuestras conciencias.