La globalización y su modelo económico, el neoliberalismo, es un sistema que impone su propia ley, la del mercado, sobre todo aquello que toca y, la educación no queda ajena a ella. En países como México, los maestros, padres y alumnos llevan más de 20 años luchando para salvar la educación pública. Luchan, como nos explican en el documental Un Granito de Arena, para que nunca el “aprender a tener” sea más importante que el “aprender a ser”, como al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional les agradaría que fuese. Esta situación viene de muy atrás, recuerda Sir Ken Robinson en Changing Paradigm, desde la época de la Ilustración Francesa y la Revolución Industrial, cuando la escuela pública va a abrir sus puertas a todos pero a partir de una mentalidad de cadena de producción. En la escuela, como en la fábrica, todos han de hacer lo mismo y de la misma manera, bajo unos estándares que no están hechos a la medida de nadie. Por suerte, las lecciones magistrales no sólo se aprenden en la escuela, como nos muestran un grupo de mujeres emprendedoras en Soñadoras: soñar que las cosas pueden ser diferentes es el primer paso para cambiarlas. Hacerlo posible pasa por formarnos y crecer mientras protagonizamos nuestros propios procesos de desarrollo personal y social. |